jueves, 23 de febrero de 2012

Como patada de chancho

Salí a tomar sol, pero él terminó tomándome a mi.


Vi una luz al fondo del túnel. Cuando recibí la palmada quise volver a él, pero era tarde, el hospedaje era sólo por nueve meses.


Tanto va el cántaro a la fuente que al final la vacía.


El saber no ocupa lugar, por eso es bueno llevarlo cuando te vas de viaje.


Siempre que llovió alguien se mojó.


Hacen una buena pareja, la vanidad de él termina donde empieza la frivolidad de ella.


Se desató un incendio de proporciones. De proporciones microscópicas.


Se hizo rico al descubrir un tónico contra la caída de las hojas del almanaque.


El perro es el mejor amigo del hombre. Claro, porque no lo contradice.


Se perdió en una espiral de sexo, drogas y excesos. Y no dejó ni un cartel ni nada para que pudiéramos seguirlo, el muy maldito.


Dicen que soy feo, pero es mentira, y tengo a mi madre de testigo.


Lo que más me gusta en una mujer es la inteligencia. Noventa y cinco o más de talle, digo, de coeficiente intelectual.


El afroamericano, el hombre con capacidades diferentes y el adulto mayor se encontraron en el callejón.  Estoy siendo discriminatorio, debí decir se encontraron en la avenida austera.


Le gustaba tanto, tanto, que  nunca intentó seducirla; no hubiera soportado verla junto a un cretino como él.


No es cierto que los políticos sean como las ratas. Las ratas no piden que las voten.


Era tan buen político que él mismo se había convencido de su honestidad.


Dicen que Dios existe. También dicen que el 79 pasa los domingos de noche.


Defenderemos la democracia a cualquier precio, aunque tengamos que destruirla en el intento. 
 

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